Imagina esta situación:
Tienes una tienda. Lleva días lloviendo y vuelves a tener goteras así que tres grandes cubos estratégicamente colocados recogen lo que va cayendo. Toca hacer inventario así que todos los productos del almacén están en la tienda esparcidos por el suelo y las mesas. Una de las lámparas está haciendo contacto y se apaga y se enciende constantemente a la vez que chirría, pero casi no puedes moverte entre las cajas así que a saber donde está la bombilla de repuesto. Nunca haces inventario en horario de tienda pero ayer no dormiste bien y has decidido empezar antes para poder irte a casa no muy tarde. Y ahí estás; sin duchar, mal peinada y con ese chándal, que sí es muy cómodo para arrastrar cajas, pero está hecho una porquería… En ese momento se abre la puerta y entra el que podría ser tu mejor cliente para este año.
Haz una foto de este momento. ¿La tienes?
Bien, pues hay webs que son ese día SIEMPRE. Como si se tratara del día de la marmota te reciben un día tras otro en las peores condiciones posibles. Desactualizadas, desordenadas, chapuceras, feas… Y tú que has llegado de casualidad o referenciado, necesitas solamente 30 segundos para asociar todas esas connotaciones negativas no solo a la web, si no a la marca. Y lo que podría haber sido una oportunidad de presentación inmejorable se convierte en un problema. Y en esa relación que acabas de comenzar ya vas perdiendo, y créeme que te va a costar mucho remontar una primera mala impresión.
Soy de las que piensa que si no estás en Internet, no existes. De hecho si busco alguna empresa, tienda o restaurante y no encuentro información sobre ella en la red, sospecho. Pero también creo que es mejor no estar, que estar y dar una mala imagen.
Al igual que en la situación anterior, hubiera sido mejor cerrar la tienda y poner un cartel disculpándonos, lo mismo pasa con las webs. Si lo que vas a tener es una web mal hecha, poco profesional, desfasada y antiestética, no tengas. Puedes tener presencia online dándote de alta en Google maps, páginas amarillas, directorios de sectores etc, y quién te busque encontrará tu dirección y forma de contacto.
Es verdad que estarás perdiendo una buenísima oportunidad de sacar provecho a todo el potencial que Internet te ofrece. Y no estarás creando una experiencia de marca que refuerce tu posicionamiento conectando con el visitante online pero al menos no estarás perdiendo directamente un cliente.
Published by: MARINA GOÑI in Sin categorizar